Poetas del siglo XX

sábado, 22 de mayo de 2010

Ramón López Velarde (1888-1921)


Poeta mexicano (zacatecas) su vida y obra se encuentran situadas entre el modernismo y el movimiento de vanguardia sin que por su estilo se inclinara o temática se inclinara por alguna de aquellas tendencias. Oriundo del pueblecillo de jerez e hijo de una familia de clase media, su educación en escuelas religiosas le ofreció un acercamiento a la poesía clásica, aparte de comunicarle un sedimento místico que vemos en sus versos de juventud.

A los quince años conoce a Josefa ríos (quien lo inspiro de amor) en la poesía él la llamo Fuensanta, estudio leyes como forma paralela a la literatura y trabajo en una revista llamada “Pegaso” junto con Enrique Gonzales Martínez, trabajo como burócrata por mucho tiempo, moderniza la poesía hablando de lo cotidiano su poesía debe ser original y sincera, la materia prima de la poesía es el sentimiento autentico y los temas de su poesía son: la infancia, nostalgia, vida de provincia, educación religiosa, la pasión y el erotismo y la muerte.

Fue un poeta excepcional que solo vivió 33 años por lo cual no logro completar la curva de maduración que su obra permitía intuir, muere en 1921 a causa de una pulmonía, algunos poemas importantes: “suave patria” y “el retorno maléfico”

Publico tres libros de poesía:
“La sangre devota” en 1916
“Zozobra” 1919
A su muerte se publico un libro con poemas que él no le dio tiempo de publicar“El son del corazón” en 1921

Libros publicados en prosa:
Minutero 1923
Don de febrero 1952

ELOGIO A FUENSANTA
Tú no eres en mi huerto la pagana
rosa de los ardores juveniles;
te quise como a una dulce hermana

y gozoso dejé mis quince abriles
cual un ramo de flores de pureza
entre tus manos blancas y gentiles.

Humilde te ha rezado mi tristeza
como en los pobres templos parroquiales
el campesino ante la Virgen reza.


Antífona es tu voz, y en los corales
de tu mística boca he descubierto
el sabor de los besos maternales.

Tus ojos tristes, de mirar incierto,
recuérdenme dos lámparas prendidas
en la penumbra de un altar desierto.

Las palmas de tus manos son ungidas
por mí, que provocando tus asombros
las beso en las ingratas despedidas.

Soy débil, y al marchar por entre escombros
me dirige la fuerza de tu planta
y reclino las sienes en tus hombros.

Nardo es tu cuerpo y tu virtud es tanta
que en tus brazos beatíficos me duermo
como sobre los senos de una Santa.

¡Quién me otorgara en mi retiro yermo
tener, Fuensanta, la condescendencia
de tus bondades a mi amor enfermo
como plenaria y última indulgencia

Comentario:
Poema romántico, pues además de romántico tiene algunas figuras retóricas, señala mucho a la personaje principal, inspirada bien, algunos desordenes de palabras pero es normal en la época y por eso no se entiende mucho sin embargo inspirador de su parte.




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