Poetas del siglo XX

sábado, 22 de mayo de 2010

Octavio Paz (1914-1998)



Octavio Paz Lozano nació en la Ciudad de México el 31 de marzo de 1914, en medio de la Revolución mexicana. Criado en Mixcoac, una población cercana por su madre, Josefina Lozano, así como por una tía y su abuelo paterno, Ireneo , un soldado retirado de las fuerzas de Porfirio Díaz, intelectual liberal y novelista. Su padre, también llamado Octavio Paz, trabajó como escribano y abogado para Emiliano Zapata; estuvo involucrado en la reforma agraria que siguió a la revolución, y colaboró activamente en el movimiento vasconcelista.
Su educación se inició en Estados Unidos, donde se había trasladado su familia siendo él un niño. Estudió la preparatoria en el Colegio Francés-Morelos en a cuidad de México.

Paz fue influenciado desde pequeño por la literatura a través de su abuelo, quien estaba familiarizado tanto con la literatura clásica como con el modernismo mexicano. Durante la década de 1920-1930 descubrió a los poetas europeos Gerardo Diego, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, que también influenciaron sus escritos más tempranos. Publicó su primer poema ya como adolescente con el nombre mar de día, al cual le añadió un epígrafe del poeta francés Saint-John Perse. Dos años después, a la edad de 19, Paz publicó Luna Silvestre, una colección de poemas (fue considerado el poeta mas joven y prometedor de todo México).

Terminó sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y viajó a Yucatán en busca de trabajo en una escuela cercana a Mérida. Ahí comenzó a trabajar en su poema Entre la piedra y la flor, el cual describe la situación cultural y el quebranto de la fe del campesino mexicano como resultado de una sociedad capitalista.
Tuvo una hija (Helena) con su primer matrimonio (Helena Garro), luego se une con Bona Tiberteli con quien pasa 6 años de su vida y en 1965 contrae matrimonio con María José tramini quien es su compañera hasta morir.

En 1937, Paz visita España durante la Guerra Civil Española, mostrando su solidaridad con los Republicanos, cuya ideología política influyó en su obra juvenil, otorgándole una visión preocupada, incluso angustiada, respecto a las condiciones de vida que se daban en su país natal y en España. A su regreso en México, participa como cofundador en una revista literaria llamada Taller en 1938, y escribe en ella hasta 1941. En 1943 recibe la Beca Guggenheim y comienza sus estudios en la Universidad de California, Berkeley en los Estados Unidos de América, y dos años después comienza a servir como diplomático Mexicano, trabajando en Francia hasta 1962. Durante esa estancia, en 1950, escribe y publica El laberinto de la soledad, un innovador estudio antropológico de los pensamientos y la identidad Mexicana.
Muere a los 84 años de edad en la Ciudad de México.

Rasgos en su Poesía:
Poeta neo-modernista en sus comienzos; más tarde, poeta existencial; y, en ocasiones, poeta con tintes de surrealismo. Ninguna etiqueta le cuadra y ninguna le sobra. En realidad, se trata de un poeta que no echó raíces en ningún movimiento porque siempre estuvo alerta ante los cambios que se iban produciendo en el campo de la poesía y siempre estuvo experimentando, de modo que su poesía acabó por convertirse en una manifestación muy personal y original.
Comenzó a tratar temas de raíz existencial, como la soledad y la incomunicación. Una de las obsesiones más frecuentes en sus poemas es el deseo de huir del tiempo, lo que lo llevó a la creación de una poesía espacial cuyos poemas fueron bautizados por el propio autor con el nombre de todos los poemas, esto es lo que significa poesía espacial: poesía opuesta a la típica poesía temporal y discursiva. Destaca por su lirismo y por el sentido mágico que el autor da a las palabras.

Poema: Acabar con Todo
Dame, llama invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
OH mundo seco,
OH mundo desangrado,
para acabar con todo.

Arde, sombrío, arde sin llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.

Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra ardiente,
de raíces heladas y sedientas.

Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
OH mundo seco,
para acabar con todo.

Comentario:
El poder del hombre para acabar con todo a su paso, creo que este poeta se refería al daño de las guerras que en ese tiempo se habían dado ya que el vivio una epoca de revoluciones.

No hay comentarios: